Somos humanos y estamos hechos de sentimientos, por lo tanto, es natural que cometamos errores nos equivoquemos. Lo bueno de equivocarse es que siempre podemos sacar algún aprendizaje de ello, si nos paramos a pensar y a hacer autocrítica. Como dice Jane Nelsen, “los errores son maravillosas oportunidades para aprender”.
La disciplina positiva como forma de comunicarse
La Disciplina Positiva está fundamentada en la obra de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. Adler introdujo por primera vez desde 1920 los talleres para padres y profesores para formar y apoyar a los educadores para lograr mejorar la sociedad a través de la educación. Adler comprendió la importancia de mantener la dignidad y respeto por todas las personas.
Es importante conocer los principios de la Disciplina Positiva para poder desarrollar habilidades de vida que faciliten las relaciones sociales, emocionales y familiares. La Disciplina Positiva es más que una forma de educar, también es una forma de comunicarse, una forma de ver y sentir la vida y, sobre todo, una manera de sembrar respeto, confianza y amabilidad en las nuevas generaciones.
La Disciplina Positiva nos da herramientas de trabajo muy sencillas que podemos emplear en nuestras interacciones interpersonales para conseguir una comunicación respetuosa con el otro. Entre estas herramientas me gustaría explicaros la técnica de las 4R en la comunicación, la cual se puede aplicar a cualquier circunstancia de la vida.
La técnica de las 4R
Cuando descubrí esta herramienta de reparación de errores, me di cuenta de que es una herramienta que instintivamente he aplicado en toda mi trayectoria laboral.
En el ámbito de trabajo queremos ofrecer nuestro mejor hacer, pero a veces nos vemos en circunstancias de estrés, cansados o simplemente queremos hacerlo tan bien que no sabemos cómo hacerlo y dudamos. ¿Quién no se hizo alguna vez preguntas como ¿estará bien?, ¿estará mal?, ¿debería hacerlo así?, ¿le gustará?. En estas situaciones no actuamos de la manera que quisiéramos y a veces nos equivocamos.
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