“Un niño que tiene un mal comportamiento es un niño desmotivado”.- R. Dreikurs.
Orígenes de la disciplina positiva
La disciplina positiva encuentra sus raíces en los años 20, a través de la teoría social de Alfred Adler (1870-1937).
Adler consideraba que “todo ser humano constituye una unidad psicológica en la que todos sus actos, pensamientos, emociones y conductas, conscientes e inconscientes, van dirigidas hacia un fin: obtener sentido de pertenencia y significado”.
Rudolf Dreikurs, discípulo de Adler, continuó con la teoría, así como con las primeras escuelas creadas por Adler, a través de las escuelas democráticas, encaminadas a promover las relaciones basadas en el respeto mutuo.
A Dreikurs se le atribuye la frase de que “un niño que tiene un mal comportamiento es un niño desmotivado”, así que, según él, motivando al niño, el mal comportamiento no tendría cabida. Más que enfocarlo como un tema simplemente conductual del niño, según Dreikurs, hay que trabajar en la motivación del niño si lo que queremos es mejorar el comportamiento de él.
Los 6 principios de la disciplina positiva
Las diferentes técnicas de disciplina positiva para familias y para el aula están dirigidas a desarrollar relaciones de respeto mutuo, libres de ser punitivas o permisivas, e incluyen los siguientes principios indispensables e inseparables:
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Respeto mutuo y fomento de las relaciones horizontales.
Todas las personas tienen el mismo derecho de ser tratadas de forma digna y respetuosa.
Los adultos modelan la firmeza, al respetarse a ellos mismos y a las necesidades de la situación, así como la amabilidad, al respetar las necesidades del niño.
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Identificar la creencia detrás del comportamiento, aportando sentimiento de conexión y sentido de pertenencia.
Cuando se cree algo, se actúa como si fuera verdad, porque las creencias actúan como filtros perceptivos muy potentes. Las creencias están relacionadas con las “etiquetas” positivas y negativas que atribuimos a nuestras experiencias, y es precisamente esto lo que las convierte en potenciadoras o limitantes.
Debido al hecho de que las creencias se encuentran en un nivel distinto al de la conducta y al de las aptitudes, las creencias no cambian de acuerdo con las mismas normas que estas últimas.
La disciplina positiva reconoce las razones que hacen actuar de cierta manera y trabajar para cambiar esa creencia, en lugar de intentar cambiar solamente el comportamiento.
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