El autoconocimiento es el primer componente de la inteligencia emocional y la base sobre la que se tiene que sustentar la inteligencia emocional de una persona.

¿Cómo empezar el camino del autoconocimiento?

La máxima del nosce te ipsum, aforismo en latín que significa “conócete a ti mismo” estaba inscrito en el templo de Apolo en Delfos y es una máxima que viene acompañando a la humanidad desde que el hombre es hombre y, en todo caso, desde la época de los griegos.

Para iniciarnos en este camino del autoconocimiento, es importante que sigamos las siguientes pautas que te propongo a continuación:

  • Practica mindfulness o atención plena de los pensamientos
  • Practica mindfulness o atención plena de las emociones
  • Practica mindfulness o atención plena de tu conducta y de tus patrones mentales que te llevan a actuar así.

¿En qué consiste el autoconocimiento emocional?

El autoconocimiento emocional consiste en observar nuestras emociones de forma neutral, sin juzgarlas, sin negarlas, sin evitarlas, sin suprimirlas y sin querer adornarlas. Lo primero de todo es que parte de la base del conocimiento de nuestras emociones y de cómo gestionamos nuestras emociones a través de patrones de reactividad mental.

Ante las emociones, nosotros solemos reaccionar de una forma determinada, de la misma manera que ante la vida. Solemos tener una serie de patrones de comportamiento que nos caracterizan y muchas veces no somos ni conscientes de ello. Es muy importante conocerse bien en la vida porque solo así podremos gestionar nuestra vida de forma eficaz y adecuada.

Las personas que no se conocen a sí mismas y que tienen una autoimagen que no es acorde con lo que realmente son tienen muchos problemas en la vida y generan mucha inconsciencia y frustración tanto en ellas como en los demás, pues van creyéndose su propio relato de autoengaño y cuando caemos en el autoengaño, también engañamos a los demás.

Si queremos entrenar nuestro autoconocimiento emocional es importante que reconectemos con nuestro cuerpo, llevemos la conciencia a las sensaciones corporales, aprendamos a distinguir nuestras emociones, encontremos el vínculo entre cómo nos sentimos emocionalmente y nuestras acciones y nos hagamos responsables de cómo nos sentimos, tomando conciencia de todo aquello que nos hace explotar o detonar nuestras reacciones, identificando y observando el impacto que tienen nuestras emociones en los demás.

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