Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública a nivel mundial más graves del siglo XXI y está aumentando de forma preocupante. Este es un problema que afecta sobre todo a países de bajos y medianos ingresos en el medio urbano.

El principal problema de los niños obesos y con sobrepeso es que tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y esto les lleva a tener más probabilidades de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Según la OMS, el sobrepeso es igual al índice de masa corporal (IMC) para la edad y el sexo con más de una desviación típica por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS, y la obesidad es igual al índice de masa corporal (IMC) para la edad y el sexo con más de dos desviaciones típicas por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS.

Obesidad infantil: causas y síntomas principales

Para entender las causas de la obesidad infantil, hay que tener en cuenta tanto los factores genéticos como los hábitos de vida.

En cuanto a los factores genéticos, está demostrado que los hijos de padres obesos tienen mayor posibilidad de serlo, no solo debido a la genética, sino también debido a que tienden a adoptar los malos hábitos de vida que estos tienen, entre otros una dieta inadecuada y el sedentarismo.

Respecto a las dietas que siguen los niños con sobrepeso y obesidad, esta suele ser hipercalórica y con un alto contenido de alimentos en grasas y azúcares, alimentos procesados y fast food.

En cuanto al sedentarismo, los niños obesos suelen pasar su tiempo de ocio viendo la televisión, jugando a videojuegos o leyendo y hacen muy poco ejercicio.

Los horarios de las comidas y el orden en estos también es muy importante para evitar el picoteo, el que coman chucherías, bollería y fritos. Deben tener una dieta rica en verduras, frutas y legumbres, así como alimentos no procesados.

Los síntomas principales de la obesidad infantil son los siguientes: 

  • Peso elevado e índices de grasa muy altos.
  • Fatiga y somnolencia que puede afectar al rendimiento escolar.
  • A veces la atención puede verse afectada.

Para saber si el niño tiene sobrepeso o es obeso, es imprescindible un examen médico por parte del pediatra y nunca debe basarse en simples apreciaciones de los padres o de nutricionistas que no tengan una adecuada formación médica.

 

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