En estos tiempos actuales que estamos viviendo, se agudiza la dificultad de “decir no” ante cualquier petición laboral, social o afectiva. Inmediatamente nuestra indisponibilidad para hacernos cargo de alguna petición nos puede sumergir en la insolidaridad de un mundo que ante su vulnerabilidad se agarra fervientemente a las conductas solidarias. Ciertamente, y bienvenido sea, son malos tiempos para el empoderamiento individual; ahora más que nunca necesitamos sumar cada uno de nosotros desde nuestra pequeña parcela en aquello que ayude a la necesaria interdependencia mutua que mitigue nuestra fragilidad.
Dicho lo cual, otra cosa es las veces que queriendo decir no nos vemos obligados a decir un SÍ para no caer en la rabiosa culpabilidad de hacer lo que no queremos o bien no podremos.
«Va siendo hora de dejar de habitar en la NO VERDAD»
Y nada tan pernicioso para nuestro bienestar y nuestra vida social el funcionar al amparo de la culpa y la ira. Por eso, ahora también es buen momento para reflexionar por qué nos ocurre eso, por qué no sabemos decir ese NO que nos salvaría de forzados e ingratos sentimientos. Ya va siendo hora de dejar de habitar en la NO VERDAD. Ya es buen momento para ser más asertivos en la verdad. Ya va siendo urgente para desaprender tantos SÍ comprometidos y aprender a decir NO sin sentirnos culpables.
«¿Por qué te cuesta decir NO?»
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